No queremos la mañana
por los colectivos
madrugar es tara
de pseudo-citadinos
Somos un Mercedes azul
sin patria, sin mucha bola
a la maternidad, nosotras
y ellos, pobres, a La Tola.
Unos cantan en un Vicentina
Otros viajan con ansias de juego
los niños, a tía Carolina
La abuela, descanse en San Diego.
Marinados, mareados de náuseas
dormidos de asfixia, en este playón
de chullas y chagras, repletas las causas
de la misma vida; la transportación.
Se fue la hora pico, subió el policía,
cambió la señal, la carretera eterna
Chófer, el pasaje. Despierte ¿me fía?
¿Me puede quitar la mano de la pierna?